Crónica y fotografías del concierto de HAMMERFALL y HELLOWEEN (02-09-2023 WiZink Center, Madrid)
Una más que esperada, deseada tarde-noche se abrió camino bajo una nada disuasoria lluvia en la madrileña Avenida De Felipe II para desplegar velas ante un imponente ex Palacio De Los Deportes ahora rebautizado como WiZink Center, un remozado pabellón que abrió sus brazos a más de ocho mil almas metaleras las cuales desde una hora temprana se congregaron en la zona para dar paso como previa en familia a uno de los conciertos más importantes que dentro del mejor Heavy Metal de épicos tintes Power se ha vivido este año en la capital, ya que de la mano de Revolution Shows nos pudimos adentrar con ilusión, grandes expectativas e inmejorables vibraciones en el tour United Forces 2023 que ha llevado a los suecos HAMMERFALL y a los alemanes HELLOWEEN a juntar energía y talento para recorrer el mundo haciendo una agradecida parada en nuestro país a modo de Live In Spain, un alto en su camino llegado para dar oxígeno a una feligresía metalera patria que siempre ha visto en ambas formaciones una referencia Heavy tan auténtica como genuina, un símbolo que pisaba nuestra piel de toro después de aplazamientos y cancelaciones cuya nube quedó disipada por la fuerza con la cual ambas pisaron el escenario.
Haciendo honor al significado de su nombre en castellano, HAMMERFALL apareció atronador bajo las tablas entre las primeras ovaciones que se escucharon tras apagarse las luces del recinto dando lugar a una cascada de coloridos focos sobre la tarima, apareciendo bajo este apoteósico paraguas el quinteto nórdico para derrochar calidez en una brutal entrega que ya desde el principio no dejó títere con cabeza, pues tras arrancar con los riffs de “Brotherhood” que abre magistralmente su reciente disco Hammer Of Dawn dando con su estribillo una potente bienvenida a sus acólitos, la intratable formación se adueñó del público con “Any Means Necessary” para recorrer el escenario y acercarse a los miles de seguidores que ya habían entrado en calor y seguían muy de cerca una descarga que sin florituras, tan sólo acababa de comenzar.
La inmejorable puesta en escena llegó junto a una actitud intratable por parte de los cinco componentes del grupo que no sólo se centraron en el show musical, sino que también se mostraron muy interesados por establecer ese siempre delicioso feedback con la gente comenzándose un auténtico in crescendo con “The Metal Age”, pues no en vano se trata de un himno que ha traspasado fronteras retrotrayéndose con él hasta el año 1997 y a su álbum Glory To The Brave el cual supuso una auténtica eclosión de unos HAMMERFALL que han sabido mantener esa frescura e ilusión inicial sin que el paso del tiempo haya hecho mella en la misma, ya que la esencia de ese poder bárbaro cuya base se centró tanto en ésta como en la ristra que la siguió tuvo su cénit en un imparable doble bombo cuya base rítmica marco el directo, llevándonos el baquetero David Wallin a una estremecedora capella en la gente llegados los estribillos.
“Hammer Of Dawn” nos ubicó de nuevo en su reciente trabajo, mostrando especialmente el tema un post-estribillo muy melódico que alcanzó un interesante estilo Speed liderado por las infalibles seis cuerdas de Oscar Dronjak, las cuales adoptaron para la ocasión una curiosa forma de martillo perfectamente manejado por quien se desvivió durante todo el concierto en complacer al respetable, manifestando con fiereza y empatía una potente entrega hacia el personal para agradecer tanto los aplausos como las ovaciones y cuernos en alto que continuamente se sucedían por no hablar de los imparables headbanging que veneraron los punteos estratosféricos de este guitarrista hoy en día único miembro fundador de HAMMERFALL, quien profirió una actuación de perfecta y cálida ejecución muy empastado con su compañero también a las seis cuerdas Pontus Norgren de manifiesto e intachable talento muy afín a los solos.
Otras imprescindibles fueron la machacona “Blood Bound”, la incuestionable “Renegade” que levantó aún más los espíritus y la aclamada “Venerate Me”, tema que se desvivió de nuevo en afilados riffs preludio estos de un coreado estribillo tan pegadizo como accesible que contó con unos coros redondos muy acordes con la voz modulada, elegante y en auténtico estado de gracia de un talentoso Joacim Cans, quien que se movió incansable por el gigantesco escenario para hacerlo suyo en interpretaciones muy jaleadas que gestionó embravecido y dando muestras de una incansable actitud con la que arrolló el WiZink Center gracias a una secuencia de clásicos que llegaron tras “Last Man Standing”, arrasando con ésta nuevamente en los sonidos de 1997 que jugaron con los cambios de tiempo para deleite de todos los allí presentes quienes vieron en los mismos al referente cuatro cuerdas Fredik Larsson.
El final se palpaba pero nos fue difícil imaginar la forma en la cual llegaría, ya que toda una auténtica batería de bombazos trasladaron aquel karma ingenuo de finales de los noventa que esta incombustible banda nacida en 1993 dejó caer en el recinto, gestionando con maestría estrofas de piezas imborrables como “Hero´s Return”, “On The Edge Of Honour”, “Riders Of The Storm” o “Crimson Thunder” con las que terminaron de rematar al personal para sumergirle en una montaña rusa gestionado tras estos cañonazos la siempre bien recibida balada “Glory To The Brave”, una canción que nunca falla en despertar emociones y la cual vino seguida por el trallazo final gracias a “Hearts On Fire” que culminó con ensordecedores aplausos una actuación pletórica, sólida, carismática e incendiaria con la que HAMMERFALL dio todo un golpe sobre la mesa demostrando que hay punch para rato.
Tras un breve descanso para el siempre necesario cambio de backline, la noche procedía a redondearse con los esperadísimos HELLOWEEN, la optimista formación alemana que vio la luz allá por el año 1978 y que se ha ganado por derecho el apodo de “los padres del Power Metal“, un término acuñado para ellos que hasta el momento ningún otro grupo les ha podido arrebatar además de tampoco contar la banda con muchos rivales en cuanto a despliegue en actitud escénica se refiere, pues este polifacético combo que ha tenido diversos cambios en sus filas siempre ha mantenido en el ADN la esencia del desenfado, la epicidad, la cercanía o la idolatría que aunque puedan parecer incompatibles, paradójicamente estos queridísimos teutones han combinado a la perfección irradiando siempre un aura positiva trasladada a unos temas rebosantes de calidad.
Expectantes por ver a Michael Kiske y Andi Deris alternándose cuando no compartiendo el micrófono, vimos caer el telón para contemplar la enorme calabaza que coronaba al baterista Dani Löble, un entregado baquetero que fue uno de los grandes protagonistas de la noche al frente de unos parches que golpeó con rabiosas ganas estableciendo desde el comienzo una alocada a la vez que sólida base rítmica que supuso la senda para el desarrollo de la actuación, una percusión directa, sin fisuras y muy contundente que contó sin titubeos con los excepcionales y acertados slaps de Markus Grosskopf para sentar entre ambos las bases de lo que sería un más que acertadísimo SetList que estuvo aderezado por los continuos y divertidos speeches a cargo de un Deris divertido, cercano y sobre todo muy involucrado a nivel vocal mostrando un entendimiento total sobre las tablas con Kiske.
Maravilloso comienzo con la enérgica “Skyfall”, doce minutos para sentar cátedra ya desde el inicio y sumergirnos en un mar de sensaciones gracias a la siempre reconocible tonalidad de un Andi Deris que no se amilana ante nada ni ante nadie, alargando éste el tema con la connivencia de sus compañeros para convertir el mismo en atemporal como toda una declaración de intenciones sobre lo que HELLOWEEN iba a desplegar en el escenario e impartiendo desde el comienzo, una impagable lección de registro vocal llegando a todos los tonos tanto de ésta como de la siguientes siempre en armonía con el que sustituyó, un Kiske que no tuvo nada que envidiar al primero y que no dudo en ponerse al frente de otras como “Eagle Fly Free” para ensalzar los mejores años de la formación que desde su reunión en 2017 está tocada por una varita mágica convirtiendo en oro todo lo que toca.
La visible desenvoltura del grupo hizo que la relación entre espectadores, músicos y temas fluyera con naturalidad y los ojos expectantes de la gente se posaran por momentos sobre todos y cada uno de ellos en la gestión de los temas, llegándose por parte de la audiencia a cuotas imposibles de creer en cuanto a adrenalina se refiere cuando sonaron los primeros acordes de “Mass Polution” o “Future World”, las cuales no sólo no han sufrido las consecuencias del paso del tiempo sino que además han reforzado su poder, convirtiendo ambas toda la explanada en un mar enloquecido de cabezas moviéndose al son de las seis cuerdas de unos sagaces y virtuosos guitarristas como son Michael Weikath y Sascha Grestner unidos de forma indiscutible bajo las genialidades del virtuoso Kai Hansen, retrotrayéndonos todos ellos hasta aquella estela inmortal del Keeper Of The Seven Keys.
La actuación siguió dinámica, activa, divertida, ágil y sobre todo calando cada vez más en el público, unos incondicionales que acogieron con agrado otras del calibre de “Save Us” creemos que poco esperada y por ello muy agradecida al apostar HELLOWEEN por un repertorio menos al uso antes de que cogiera las riendas Kai Hansen para dar descanso a los dos cantantes principales, echándose así el guitarrista a las espaldas la actuación durante una buena tanda de composiciones incluidas en el primer disco del grupo Walls Of Jericho en una gestión con connotaciones simbólicas que llevó a cabo de forma emocionalmente impecable, atreviéndose Hansen armado de voz y guitarra con obras del calibre de “Metal Invaders”, “Victim Of Fate” o “Ride The Sky” para recordarnos que él formó parte de los orígenes e interpretando las canciones de forma desenvuelta en un mágico regreso al pasado.
Antes de que los globos naranjas en claro guiño a la icónica calabaza inundaran junto con las serpentinas todo el recinto bajo los acordes del reventón “I Want Out”, pudimos disfrutar de las talentosas “How Many Tears” o “Perfect Gentleman” que sacudieron el pabellón en una explosión de entusiasmo colectivo donde la gente ya no dejó de cantar hasta el final subiendo los cuernos en alto para alabar el generoso show que este grupo de power ases estaba regalando sobre unas tablas pulidas por la luz, el brillo, los colores y un sonido más que perfecto que tuvo oportunidad de lucirse en uno de los momentos más potentes como fue la interpretación a trío del tema “Dr. Stein” por parte de Kiske, Deris y Hansen antes de que el WiZink Center se viniera abajo con la extensa joya Keeper Of The Seven Keys, cerrándose así una noche de Metal inolvidable que ha alentado nuestros corazones para una larga temporada.
Crónica: MONTSERRAT CALVO
Fotografías: MIGUEL ÁNGEL PRÍNCIPE
