Crónica, fotografías y video del concierto de JARED JAMES NICHOLS + MONTANA STOMP (Sala Nazca, Madrid 16-2-2023)
Pinta noche de blues rock americano en la ciudad. El guitarrista de Wisconsin afincado en Los Angeles Jared James Nichols presenta su tercer album, lleno de riffs poderosos de puro rock & roll con tintes clásicos, algo que puede resultar un poco chocante si tenemos en cuenta su edad (a punto de cumplir treinta y cuatro años). Pero vayamos por partes, porque antes de su actuación pudimos disfrutar de una agradable sorpresa.
Me refiero a MONTANA STOMP, un quinteto nacional que canta en inglés y que tiene la peculiaridad de estar formado por músicos que residen en Elche y en Zaragoza. Su estilo encaja a la perfección como complemento al artista cabecera de cartel, y aunque el sonido fue francamente mejorable, dejaron una gran impresión ya que demostraron ser muy competentes, tanto a nivel instrumental como vocal (Susana tiene la voz muy trabajada al estilo de su admirada Etta James).
Su set, como no podía ser de otra manera, estuvo centrado en su primer trabajo, que vio la luz el pasado año. Comenzaron con “Rock & Roll wheels” que, lógicamente, sugiere velocidad, pero en seguida “Broken Branch Blues” profundiza más en el espíritu del grupo. Con la suerte de una notable mejora en el sonido, podemos apreciar la calidad individual de cada uno de sus componentes. Durante el resto de su actuación desgranaron la totalidad de las canciones del disco, dejando para el final una versión del “Mississippi Queen” del gran Leslie West (interpretado de una forma más que digna) y cerrando con “Mister”, quizá el tema más emotivo que tienen. Algo más de media hora de concierto que consiguió calentar y preparar a la audiencia para la estrella de la noche.
La banda de Jared James Nichols tiene formación de trío. Escoltado por Diego al bajo y Dennis Holm a la batería (para qué más) el músico norteamericano salió disparando con “Bad roots”, quinto corte de su tercer y último trabajo hasta la fecha, que se titula como su propio nombre. Nada más empezar ya puedo observar que lo que oigo es más duro que lo que se puede escuchar en el disco, donde las canciones, a pesar de ser más directas, carecen de cierta crudeza que sí se observa en vivo. Su magullada Gibson Les Paul (Old Glory creo que la llama) es la protagonista total. La toca sin púa y es el centro del espectáculo. Los temas se alargan (uno de tres minutos puede durar más de cinco) y los solos también, con lo que guitarrista y guitarra acaparan la atención del público durante todo el concierto, quedando relegados a un plano bastante secundario sus acompañantes e incluso me atrevería a decir que las canciones también. De hecho, sonaron muy pocas.
Sigue dando cancha a su último disco y el turno es ahora para “Easy come, easy go”, quizá uno de los más comerciales, donde Jared destapa y descubre gran parte de sus influencias, que pueden ir desdeSatriani a Bonamassa, a quien dicen que puede llegar a alcanzar si sigue en esa progresión, algunas revistas estadounidenses especializadas en asuntos de seis cuerdas. Creo que la canción en la que más noté la diferencia entre la elaboración en el estudio y la dureza de su directo fue “Down the drain”. También se aprecia muy bien lo distinto que puede sonar una guitarra según se toque con o sin púa. La verdad es que hay que reconocer que este chico tiene mucho interés en experimentar y progresar.
“Shadow dancer” (Sí, otra más del último, se nota que ha venido a promocionarlo) me sorprendió porque además de su sabida influencia bluesy, tiene toques grunge a lo Soundgarden. Desde luego, Jared James Nichols es de todo menos aburrido. Y vamos con algo que no es de su album “Jared James Nichols”, y se nota. Me refiero a “Threw me to the wolves”. Es más simple, comercial, bailable. No es peor, pero sí más previsible. Otra faceta de Jared, positiva, es su interacción con el público, se muestra siempre simpático y bromista. Dijo incluso que le gusta tanto España que cuando sea muy famoso y tenga mucho dinero se piensa comprar una casa aquí. Pues bien, demostrando ese carácter abierto, convirtió “Hallelujah” un tema de apenas 3 minutos, en una canción muuuuuuuuy larga bajandose del escenario y tocando entre el público en una improvisación que incluía hasta selfies con los asistentes sin dejar de tocar su guitarra.
Cuando se cansó de tanto móvil volvió al escenario para cerrar su actuación con la habitual version del “War Pigs” de Black Sabbath. Para los bises contó con la colaboración de Toni “Waka” Martínez, guitarrista que ha conseguido cierta fama por su intensa actividad en redes sociales. Tocaron dos versiones más: la legendaria “Crossroads” y el tema de Alice in Chains “Man in the box”. Total: Una hora y cuarto de concierto. Me sorprendió muchísimo que no tocase “Honey forgive me”, su tema más popular y el que más suenaen las plataformas. Quizá estaba tan preocupado en mostrarnos sus canciones nuevas que se le olvidó. Bromas aparte, asistimos a una entretenida noche de rock and roll, aunque corta. Lo que no se puede negar es que vimos a un músico con una excelente proyección.
Crónica: FERNANDO SÁNCHEZ
Fotografías y vídeo: MIGUEL ÁNGEL PRÍNCIPE
Grandeeeeeee… mooolaaa…
Buena crónica y mejores fotos!!!
Hola Pedro !!! Gracias amigo por tus palabras, por seguir Reino De Sueño y sobre todo, por estar siempre cerca de las bandas en los conciertos. Te ha convertido en un imprescindible e incondicional de los directos y vaya nuestro cariño, abrazo y reconocimiento hacia ti, de todos los miembros del equipo.